LÍDERES QUE CAMBIAN LA HISTORIA (O NO)

La buena marcha de un estado o empresa depende de la grandeza de su líder; y de su habilidad para cambiar la historia

Winston Churchill supo cambiar la historia

Winston Churchill supo cambiar la historia

Min Zhu, vicesecretario general del Fondo Monetario Internacional (FMI) realizaba una interesante reflexión en la última edición del Foro Económico de Davos acerca del liderazgo y la importancia de los líderes mundiales. Éstos son capaces de gestionar la victoria, la confianza, la ilusión y la felicidad para abordar nuevos retos.  Y, en algunos casos, de cambiar la historia. Una idea que, a su vez, es aplicable a la gestión y comunicación de las compañías, marcas y causas.

“Los grandes retos necesitan grandes líderes políticos”, afirma Zhu. “En los grandes momentos, o la historia escoge al líder o el líder cambia la historia”. De ser eso así, ¿cómo hubiera sido la historia sin líderes como Churchill, Lenin o Hitler; o sin Einstein, Martin Luther King o Gandhi? En el marco empresarial ocurre exactamente lo mismo.

Os invitamos a imaginar una historia sin Coca-Cola, Apple o Google; sin Disney, McDonald’s o Microsoft. De no existir estas marcas, la historia –por lo menos desde la perspectiva socio-económica y de la comunicación en particular–  tampoco sería la misma. Siguiendo a Zhu, Laurence Fink, presidente del fondo estadounidense Blackrock, pone de manifiesto que si bien los grandes retos requieren de grandes líderes, “antes hay que educar a la población (en Europa) para que vote al líder correcto que tome las medidas correctas”.

Pero, ¿qué sucede cuando la opinión pública ha dejado de creer en la política y, sobre todo, en sus responsables? Y, todavía más, ¿cómo conseguirlo en una sociedad hipermoderna en la que los políticos, junto a los banqueros, son los colectivos profesionales peor valorados (0,2 sobre 10)?

Otro dato importante es el que se desprende de la última edición del World Economic Forum celebrado hace unos días en Madrid. El 86% de los expertos participantes en el foro coincide en señalar que el liderazgo está en crisis. Y, todo ello sucede en el marco del 50º aniversario de la muerte de Winston Churchill, uno de los líderes políticos más influyentes de la historia. La sorprendente habilidad del primer ministro británico para predecir acontecimientos futuros como la I Guerra Mundial, se pone de nuevo de manifiesto en plena crisis del liderazgo.

¿Cómo superaremos los grandes retos que describe Zhu si como ya avanzaba Churchill, “la falla de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes”? Cuando la cosecha de grandes líderes políticos es escasa, ¿se erigen los líderes de las compañías, acostumbrados a comunicar ilusión y a vender felicidad a través de sus marcas, como posibles sustitutos? Y, por último, ¿recordamos a Churchill por el mero hecho de que es el aniversario de su muerte o porque, en realidad, anhelamos la figura de un gran líder?